Editamos para ti.
Hay cosas que al final solo se hacen porque deben ser hechas. Parece obvio, pero no lo es. Escribir no siempre es placentero, sobre todo si no vives de ello. Todos sabemos lo que duele ver sobre la mesa una obra inacabada y tener que robar horas al sueño, o a la familia, para poder darle un final. ¿Y después qué? Después toca corregir, una de las tareas más ingratas para la mayoría de los escritores. Y una vez que todo el proceso ha terminado, comienza el peregrinar de editorial en editorial. Surgen las dudas, la posibilidad de que te estén engañando… Eso es lo que nos gustaría evitarte. Esas esperas tan desesperantes.
Cometeremos errores, nadie es perfecto, pero mimaremos tu texto como mimamos los nuestros.
